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3 de agosto de 2019

“Si de noche lloras por el sol, las lagrimas te impedirán ver las estrellas”

Tagore

Cuando nos vamos de nuestra tierra, dejamos atrás muchos temas pendientes. Unas veces sin darnos cuenta, otros, a propósito, tal vez con la esperanza de retomarlos alguna vez. 

De tras fondo, esta situación encierra el dolor de - la pérdida -.

Cotidianamente, nos enfrentamos y lamentamos perdidas “menores” como la venta del vehículo de nuestra adolescencia, el darnos cuenta que la juventud queda atrás, la perdida de aquel adorno que se nos partió y tanto significaba… aquello que se nos desapareció, o nos robaron… 

-y ante esa situación podemos pasar días lamentando y sufriendo esa falta-

Hay pérdidas por supuesto más importantes y significativas, que encabezan los sentimientos de extremo dolor ante la pérdida, aquellas que realmente identificamos como tal, como es la muerte de un conjugue, un hijo o familiar cercano, le siguen entre otros momentos: un divorcio, un despido laboral, la jubilación, etc.

Perder la patria, -es una pérdida- y es una pérdida, dura, dolorosa y sin luto. Es decir, cuando se nos muere algún ser querido, la gente te comprende y te ayuda a superar el trance doloroso que estás viviendo. Tú sabes identificar que tu sensación de dolor, "de pérdida", de nostalgia o depresión, tiene un porqué. Sin embargo, cuando dejamos nuestra tierra, nadie se percata de esa situación que vivimos; por el contrario, se nos puede reprochar –Sobretodo, aquellos que dejamos en la distancia- que “estamos viviendo la gran vida”. 

La pérdida de una patria, encierra tantos desarraigos, tantas cosas sutiles y cotidianas, que es muy difícil percatarse de que ciertamente estás dolido, nostálgico o triste por algo en particular. Es como esos virus de ordenador…que están allí y no parecen que están, pero poco a poco vas teniendo “trastornos” de funcionamiento, hasta que te colapsan el equipo. Tu, estas deprimido, y no te percatas, y esa actitud te afecta en todo lo que te rodea. Hasta en ocasiones te puede impedir, avanzar en nuevos proyectos.

Pero...¿Cómo no nos va a afectar el perder nuestro arraigo, nuestra memoria, nuestra historia, nuestros afectos, nuestra PATRIA? lo hemos perdido ¡¡Todo de golpe¡¡

Muchas veces, no estamos conscientes de lo importante que era nuestra patria para nosotros o cuanto la queríamos, hasta que no estamos fuera de ella y sentimos su ausencia.

Todo duelo o pérdida, pasa por varias etapas emocionales y nosotros los afligidos de una patria no somos la excepción. Estas etapas son:

• La Negación

• La Rabia,

• La Depresión

• La Negociación y

• La Aceptación

Estas etapas se viven en mayor o menor medida, haciendo del recorrido hacia la paz un proceso.

Si aplicamos las etapas del duelo a los sentimientos que nos invaden por el desarraigo por una patria, podemos experimentar el sentir o declarar en cada nivel cosas como:

  • En la negación: “Esto no es para siempre”, “cuando yo vuelva” “Yo controlo esto”
  • En la rabia arremetemos contra el país “Este país de mierda”, (ya sea el actual o el antiguo), “En mi país nunca pasó esto…” “Los de acá son todos unos $%*Ç&¡¡…”
  • Luego va pasando el tiempo y tú mismo te das cuenta que la vida sigue y empiezas a dejar atrás la ira y tratando de no dar tu brazo a torcer de forma dócil con la vida, negocias con ella y tratas de “tranzar”, por ejemplo: “me traeré a mi familia” “por un tiempo esto está bien, “acá el clima (el trabajo, el ambiente) es mejor”, “acá si tengo…”

Y así, como quien se enfrentó a un gran combatiente, abatido y cansado, cedes. Al enfrentar la realidad, sucumbes ante la impotencia de que las cosas son de una manera y no como quisieras que fuese y se cae en el desanimo o la depresión.

  • Nos sentimos solos ante el desafío, ante las añoranzas, y/o las tristezas que se imponen… “Estoy acá y lamentablemente mi país no es lo que esperaba,” “yo no soy el mismo y a pesar de que vuelva, ya no es igual…” “esta es la situación..., mi familia, está lejos, y no comparto con ella determinadas cosas…”

Reponernos a esta etapa, requiere madurez… pero principalmente requiere que sepamos que estamos atravesando por un periodo de tristeza, un periodo de desarraigo, que nos está produciendo un gran dolor en el alma, que es un duelo.

  • Seguramente, este duelo no es tan intenso, como la pérdida de un familiar u otras perdidas de importancia, como puede ser la jubilación para algún tipo de persona o un divorcio; pero la misma, dependiendo de los arraigos, y del proceso de adaptación (amigos, condición legal, trabajo, familia, recursos y habilidades sociales, idioma, etc etc) hará que la transición sea mas dura o mas amigable.
  • La etapa de la aceptación, viene acompañada generalmente de la estabilidad y del reconocer que “es así” que es la rueda de la vida...y así de repente, alguna circunstancia toca tu cotidianidad y recuperas la ilusión, la alegría de vivir las nuevas experiencias. Tal vez consigues el trabajo que esperabas, o tienes una nueva amistad que te da bienestar, quizás logras reunir a toda tu familia, o de tanta nostalgia, visitas tu patria, y al volver, disipas muchas añoranzas...

¿En qué momento te encuentras tú?

Debes interiorizar, que ademas de las diferentes "renuncias" a las que te has tenido que enfrentar, una constante en el proceso, es el malestar ante la incapacidad del individuo de satisfacer sus necesidades.

El sufrimiento en la persona se presenta cuando no se tiene concordancia entre las aspiraciones y la realidad que experimenta.

 Jorge Bucay en su libro el camino de las lagrimas, señala:

“Seguir llorando aquello que ya no está, te impide disfrutar de esto que tienes ahora. Enfrentarse con lo irreversible de la pérdida, en cambio es aceptar el duelo, saber que aquello que era ya no es más, o por lo menos no es como era.”

Querer el país de destino, es importante, verlo con gratitud, y respeto, te ayudara a valorar lo que te ofrece.

 Nuestra Patria natal, es un conjunto de de cosas subjetivas que significan "hogar", y solo cuando estamos lejos, nos damos cuenta, de TODO, lo que significa PATRIA. Patria, son los colores, los olores, los paisajes, los rituales tontos, como aquellos que se hacen en casa los domingos o un día de fiesta, que nos hace sentir tan bien, Patria, es música, es un chiste que compartes con millones y que fuera de la patria solo lo entiendes tu, Patria es la familia, los amigos, los caminos, la comida... Son todos esos detalles que eran tu puzzle natal, tu nicho, tu tribu, tu madriguera. Estar fuera de ella, da miedo, da nostalgia, da tristeza, da añoranza.

Date “permiso” de sufrir tu pérdida, llorala, añórala, extráñala… Pero sigue adelante. Como toda pérdida, ya sabes que el tiempo lo cura y te aseguro que se supera. Aprende a disfrutar de los momentos plenos que tienes día a día, los cuales serán tu fortaleza.

Y para quien es más difícil emigrar?

El proceso migratorio como vemos, trastoca al individuo desde muchos escenarios. Pero… para quien es mas fácil y para quien más difícil?

Para el que se va?, para el que se queda? Para el que emigra solo?, para el que va con toda la familia?, para el que deja en la tierra natal todos sus arraigos? Para los niños?, Para los abuelos?

La verdad es que todos sufren.

Sin embargo es verdad que algunas personas tienen un proceso menos duro que otros.

Hay personas que por su condición natural, su carácter, su capacidad personal de rediseñarse, de adaptación y desarraigo, se le puede hacer más fácil el proceso. También, el poder suplir las necesidades en cada edad es un factor que influye. Quizás pensemos, que un joven que se va de su hogar con la intención de vivir nuevas experiencias, quizás todo lo que experimenta, lo vive de una manera explosiva y en positivo, mientras que para otro, de la misma edad, el salir del calor y atención familiar es algo que no puede superar.

Hay personas que opinan que para los niños es mucho más fácil porque “no se enteran”. O que para los abuelos se les hace más difícil porque sacarlos de su entorno les ocasiona demasiada aprensión. Sin embargo, un niño, puede sentir igual el estrés porque no tiene un entorno estable, y sus padres, ahora están más sensibles, menos tiempo con ellos, (o demasiado tiempo con ellos, por falta de trabajo), no se adaptan en el colegio, no tienen el mismo idioma, y mil factores más que pueden influirlo negativamente. Igual, es el caso de las personas mayores. Quizás, para un padre quedarse sin sus hijos y nietos en su país natal, es mucho más agobiante, que vivir con ellos en un país extranjero. Cada situación es un puzle en el que juegan infinidad de variables que afectan al individuo.

Tener una red de amigos y familia en el país de destino, ayuda a adaptarse.

• Tener posibilidades económicas, también, ya que muchas carencias se hacen más intensas por no poder suplirlas por la falta de dinero.

• La capacidad de plasticidad y adaptación de cada persona, es importante.

• La capacidad de valorar con gratitud, por lo que se tiene, en vez de solo valorar lo que NO se tiene, es determinante.

• Una condición legal correcta, qqqqqaporta muchas posibilidades, y tranquilidad.

• La propensión de adaptarse a los cambios y los diferentes escenarios, y aceptarlos como una realidad, es vivir el hoy, y eso es muy valorado en un proceso de cambio territorial.

Para quien es más difícil?

Para aquel, que sea por supuesto más sensible, y deje más afectos en el país natal, pero sobretodo, para el que no se planifique, y no se prepare.

 



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