El sujeto está influido por una serie de elementos que conforman su yo. Cada uno de estos aspectos interviene en las actitudes y formas de sentir, y enfrentar la vida
Al individuo y por ende al inmigrante, lo afectan aspectos relacionados con su historia biológica, social, cultural, emocional, espiritual, los cuales, son elementos invisibles al análisis cotidiano, y que van más allá de unos papeles en regla, una vivienda, o un trabajo.
Conocer y reconocer el cataclismo interno que experimentamos, es el primer paso, para asumir el cambio con inteligencia.
La condición de emigrar afecta al individuo en su escenario familiar, de pareja, de trabajo, de sentimientos, de metas… aspectos estos que hay que trabajarlo para que en el proceso, no destruyan al individuo.
El aspecto biológico, es fundamental. Tenemos una serie de condiciones que como ser biológico, como sujeto primitivo reconocemos como nuestra área más “segura” como son los olores, los sabores, los sonidos, el clima, etc. el miedo ante lo desconocido, son todos elementos primitivos que están en nuestra memoria ancestral y nos hacen sentir seguros, si los reconocemos, y al estar fuera de nuestra madriguera natal, todo cambia, y ese nuevo entorno lo recibimos como elementos que pueden significar una amenaza en nuestro sentido más remoto de supervivencia. El cambio vertiginoso que vive la sociedad actual, no nos permite adecuar nuestro ritmo biológico al ritmo social que se han experimentado, y el mismo no ha dejado que nuestro ser primitivo se adapta a el cambio, pues en la actualidad estamos sumergidos en este mundo de diversidad tecnología y estímulos que son casi ajenos a nuestra naturaleza y nuestra memoria evolutiva. Estamos más condicionados evolutivamente para reaccionar ante el acecho de un depredador que a un motorizado que aparece de pronto entre dos vehículos al momento de cruzar la calle, o la reacción idónea ante un arma de fuego.
Los recuerdos primitivos, siguen siendo determinantes en la memoria del individuo; temores incorporados a nuestra memoria genética como el que despiertan las serpientes, las arañas, la oscuridad, la muerte, el fuego etc. marcan conductas que no se ajustan a la realidad actual y su vigencia es infundada, sin embargo no deja de estar vigente y mostrarse como una reacción valida.
Como ser biológico nacimos bajo un prisma de alimentación, que nos influye en nuestra relación más íntima de nuestro ser con nuestro entorno, sus sabores, olores y nutrientes, esto, están íntimamente relacionados con nuestro bienestar ecológico; cuando salimos, no encontramos las mismas condiciones, desajustando nuestra apreciación del proceso vital. La relación con la tierra, en sus ciclos de luz, de agua, de clima, nos condiciona una actividad diferente que se verán alterados en un nuevo entorno.
En el aspecto social, existen una serie de códigos que debemos re aprender para poder desenvolvernos adecuadamente en la nueva comunidad.
El lenguaje corporal, las habilidades sociales, el idioma (que aunque sea el mismo siempre es diferente), las costumbres y forma de entender las relaciones, todo cambia. El individuo debe re aprender un nuevo código social, que de no dominarlo le bloquea su capacidad de incorporarse al nuevo grupo. Los chistes, los refranes, los saludos, las relaciones de género, todo se maneja de una manera diferente aunque parezca igual, y andar por esta senda es en muchas ocasiones un camino duro. Dependiendo de la capacidad de socialización del sujeto este proceso será más o menos engorroso pero siempre será una etapa de re adaptación.
El aspecto psicológico, es otro elemento fundamental. Las prioridades cambian, las necesidades cambian, las referencias personales y los estratos sociales se ven traspuestos. La persona que cambia de residencia a otro país, sufre una descompensación en su pirámide de referencia social. Es decir. Cuando una persona se desarrolla en su contexto, su edad va en consonancia con sus logros sociales y profesionales. A los veinte y pocos años está recién graduado es normal no tener una amplia experiencia profesional, tus amistades profesionales se están formando, tus relaciones se están consolidando. Cuando emigras, te ves con ese mismo panorama pero de cuarenta años, con un pasado que a pocos importa porque no les dice nada, y sientes que a pesar de que tienes una experiencia profesional, y un pasado social en el nuevo contexto debes empezar de cero. Quizás desarrollándote en áreas que están por debajo de tu antigua experiencia profesional, con personas que no valoran ni reconocen tu trayectoria ni tu prestancia personal. No porque te descalifiquen sino porque no les interesa, lo cual es más duro de asumir.
Entonces el individuo debe aprender a rediseñarse y debe aprender a encajar nuevos esquemas sociales, profesionales, económicos, laborales y afectivos.
Es un proceso duro y no todos saben asumirlo y salir airosos. Tal vez el individuo en su localidad natal era una persona con una prestancia y reconocimiento social, era respetado y valorado tanto profesional como personalmente, tenía un estatus económico y social estable y se sentía pleno. En su nueva realidad quizás se debe desarrollar en un ambiente diferente al que venía haciéndolo, sus amistades son pocas y no saben valorar sus cualidades como lo hacían en su localidad. Su poder adquisitivo se ve mermado ya que debe hacer frente a nuevos y muchos compromisos y sus planes y estatus social son precarios. Ese individuo tiene un nivel intelectual, diferente a su nivel social y su nivel profesional. Por ello, hay que saber reconocer al individuo que está detrás del estereotipo. El ego contamina el criterio, ya que una cosa es estar conscientes de que la realidad ya no es la misma, y sufrir esa “perdida” en función de lo que significa desestimar un recorrido de vida y experiencia…y otra es el poderío que ese estatus hacia sostener en función del entorno.
Hay que reconocer y explorar cómo el ser BIOLOGICO, reacciona ante los estímulos que se va enfrentado durante el cambio que está experimentando. Tratar de conocer y reconocer, aquellos aspectos sutiles, que forman parte de la realidad animal y que la modernidad, ha hecho que se olvide pero que los mismos influyen y obligan de manera instintiva a reaccionar ante diferentes estímulos es necesario para entender nuestras sensaciones.
En la medida que exploramos todos estos aspectos vamos reconociendo a un ser humano que vibra y requiere una identidad y con ello fortalecer su condición
El principal desafío de los humanos en la supervivencia, es la convivencia con otros humanos
En los estudios realizados por el Dr. DARÍO MAESTRIPIERI Psicobiólogo de la universidad de Chicago, éste señala, que el cerebro del primate -macaco Rhesus- se desarrolló porque tuvo que resolver problemas sociales para sobrevivir.
Los demás animales compiten por la comida, por aparearse, por un territorio… mientras que los macacos Rhesus únicos animales con los que compartimos la evolución de la inteligencia social,
compiten al igual que nosotros por el poder y la dominación ya que esto le da todo lo demás que necesitan (comida, apareamiento, cobijo etc.) A diferencia de otros primates como los chimpancés o los gorilas que a pesar de haber demostrado más inteligencia están solos en la selva, el macaco Rhesus con un nivel menos de inteligencia ha ganado a todos por su capacidad de experto en redes sociales, en donde ha afianzado su poder de sobrevivencia, haciendo alianzas y coaliciones entre sus miembros los cuales son los soportes de su estructura social.
La línea de coalición de los macacos Rhesus, es una alianza más matriarcal, porque en estas sociedades la hembra utilizan el sexo, no solamente para procrear, ellas, favorecen el tener sexo en varias ocasiones al año con los machos (y no solamente cuando están fértiles cada 6 meses) porque con esto ellas ejercen en ellos el interés y la dominación ya que ellos-los macacos- al NO SABER, cuando ellas están fértiles, ceden ante sus pretensiones de apareamiento en cualquier momento. Con esto ellas no solo propician en ellos el afán de procrear sino la protección de sus clanes de otros machos, así como el sustento alimentario. Por evolución natural, las manadas saben que los machos no deben relacionarse sexualmente con hembras de su misma familia, entonces los monos jóvenes emigran a otros clanes, lo cual, hace que las hembras sean las que se mantienen unidas en una sociedad en donde son ellas las que tienen el control. Los machos emigran a otros grupos, en donde se les hace difícil, hacer filiaciones profundas porque no son mayoría ni son de la misma familia. La jerarquía social se establece formando alianza. Nada es gratis, todos los favores se cobran. Estos clanes familiares ya sea para acicalarse o para defenderse, mantienen una férrea estructura social, cayendo en el nepotismo, ya que primero defienden o se relacionan con aquellos de su clan. Por lo que un macaco Rhesus, que no pertenezca al clan, o demuestre ser más débil, podrá ser el cabeza de turco que reciba las culpas.
Como vemos las comunidades de humanos se comportan con las mismas directrices de inteligencia social, de la comunidad de los macacos Rhesus.
En el caso de los humanos, las sociedades que se mueven más, es decir que tienen que traspasar los límites de su propia comunidad y deben conocer y relacionarse con otros grupos suelen ser más tolerantes, más transparentes, demuestran menos parcialidad o favoritismo ante los miembros de su clan en función de otros miembros ajenos a su manada, a diferencia de aquellas sociedades que nunca se separan, nunca viajan o no salen de su red social. La sociedad norte-americana o de las grandes ciudades, que tiene un gran flujo migratorio interno, sus miembros son más independientes, porque se alejan de su entorno familiar, fuera de su grupo social y cultural, lo cual suele manifestar una actitud menos nepotista que algunas culturas de pueblos pequeños o unas sociedades europeas o asiáticas donde se supone que los grupos se mantienen más cohesionados.
El macaco Rhesus, emplea esta dinámica como herramienta totalmente natural en su proceso evolutivo porque le ha funcionado y los humanos coincidimos en esta forma de relacionarnos. No se trata de una cosa que se ha inventado en la sociedad actual de los humanos, es una práctica evolutiva de supervivencia.
Cuando emigramos, dejamos atrás nuestra red social de alianza y de coaliciones entre nuestros miembros los cuales son los soportes de nuestra estructura social y pasamos a ser el “macaco cabeza de turco” al que se le pueden achacar todas las culpas y estará al final de la cola, porque “primero son los nuestros”.
No se trata de que esté o aquel país es más malo o menos malo…es que la diferencia solo radicara en la forma de hacerte parte de la manada. Si tu proceso lo tratas de hacer imponiéndote, tal vez podrás tener un pequeño porcentaje de éxito, pero después de muchos y encarnizados enfrentamientos.
Ciertamente irnos a otro país, es rediseñar una serie de cosas en nuestra vida…pero estamos conscientes de eso?
¿Trabajamos para que esa parte de nuestra vida no sufra?
¿Cómo ser parte de esa nueva manada?
¿Cómo MUTAR de una manada a otra?
¿Estamos consciente de que debemos incorporarnos o simplemente creemos que podemos salir airosos SOLOS?
Tal vez, creemos que podemos hacerlo solos, pero ¿estamos conscientes del mensaje que trasmitimos a los que nos rodean?
Hay que potenciar nuestras capacidades de interrelacionarnos y tenemos que ser NOSOTROS los que hagamos el mayor esfuerzo, porque somos nosotros los que estamos en desventaja, porque somos nosotros los que queremos incorporarnos a esa nueva manada
En el nuevo contexto, nuestra condición de ser biológico se siente vulnerable, hay infinidad de referencias sociales exógenas (políticas, ambientales, culturales) que ya no son las mismas.
Tal vez en tu país, el clima es de una manera y en donde vives ahora es de otra… el tipo de comida, los olores, los colores, todo el entorno está en constante intercambio y nos transmite de acuerdo a nuestro bagaje cultural, un determinado estado de ánimo, todo esto afecta tu biorritmo y con ello tu estado de ánimo y con ello tu actitud ante las circunstancias.
A diferencia del macaco rehsus, los humanos tenemos la capacidad de reconocer lo que sienten y piensan nuestros congéneres y ESTA capacidad es la DIFERENCIA primordial entre ser un primate y ser un humano. El ser humano es el único ser que más o menos hace 50 mil años, se paró a pensar en lo que pensaba el otro
Información extraída de la Entrevista al Dr. DARÍO MAESTRIPIERI en el programa Redes 46: “Macacos y humanos, el secreto del éxito”